Repasando con Pablo Barco los inicios de la Red de Ciudades que Caminan

Perfil de Twitter de Pablo Barco

Sevilla, La Rinconada y Pontevedra, tres apoyos clave para la puesta en marcha y consolidación de la Red como referencia de las ciudades que cuidan su espacio público


La Red de Ciudades que Caminan quería desde hace tiempo recuperar el testimonio y la memoria de su fundador, Pablo Barco Ballesteros, que la coordinó entre los años 2012 y 2017. Con él repasamos los inicios de un proyecto que nació del movimiento peatonal sevillano, encendió su mecha en el primer congreso, celebrado en La Rinconada (Sevilla) en 2012 y se fue consolidando con la incorporación de Pontevedra, cuyo alcalde asumió la presidencia de la organización, puesto en el que hoy continúa. Barco trabaja ahora en Sevilla como profesor de geografía e historia y fue autor, con otras personas, del manual «Ciudades pensadas para caminar», publicado por la Editorial Pons con la colaboración de la Red.


Sus inicios están relacionados con el movimiento peatonal, ¿qué le motivó a luchar por ciudades más amables con los viandantes?

Yo he vivido casi toda mi vida en Sevilla. Cuando tuve mi primer hijo y paseaba con él con el carrito empecé a darme cuenta de que no era agradable pasear por muchas zonas de la ciudad por la falta de accesibilidad universal y por la prioridad absoluta del tráfico. El centro histórico sevillano cuenta con calles muy estrechas en las que la convivencia de los viandantes con los vehículos resulta muy estresante. Era necesario cambiar la situación, así que organicé una asociación de peatones.

¿Cuáles fueron sus estrategias para trabajar en un campo tan amplio? Al fin y al cabo todos somos peatones.

Trabajamos con los medios de comunicación y con el Ayuntamiento de Sevilla, dando a conocer los derechos de los peatones, denunciando los problemas a los que nos enfrentábamos y apoyando las medidas positivas que se estaban desarrollando en la ciudad…

¿A qué medidas positivas se refiere?

Durante la etapa de Alfredo Sánchez Monteseirín la ciudad de Sevilla vivió una transformación urbana espectacular, destacando la puesta en marcha de grandes peatonalizaciones como la realizada en la Avenida de la Constitución. Gran parte de la ciudadanía estaba a favor se esas mejoras pero por desgracia también existía un grupo de personas que permanentemente criticaban estas transformaciones en los medios de comunicación, realizando concentraciones, etc. Resultaba necesario que algunos de los que estaban a favor apoyaran públicamente las mejoras para animar al Ayuntamiento a continuar con este tipo de medidas.

Tal vez a muchas personas les cueste imaginarse ciudades diferentes en las que el tráfico a motor pierda protagonismo…

Cuando era un niño coincidí con la Expo 92, para mi resultó maravilloso descubrir una pequeña ciudad sin coches, concebida para el placer de las personas y la sostenibilidad, con grandes plazas públicas, con un sistema de transporte público bien planificado, con técnicas bioclimáticas para reducir la temperatura… Posteriormente desde muy joven tuve la posibilidad de viajar por diferentes ciudades europeas como Copenhague o Nantes que ya en los años noventa habían iniciado transformaciones dirigidas a la sostenibilidad urbana y que contaban con grandes espacios peatonales de calidad en los que caminar era un placer. Quería lo mismo para mi ciudad y para mis hijos.

¿Cómo se produjo el paso de los movimientos peatonales a la creación de la Red de Ciudades que Caminan?

Una de las cosas que más me llamó la atención cuando comenzamos a trabajar por los derechos de los peatones fue el desequilibrio que se producía entre la importancia de defender los derechos de los peatones (algo que involucra a toda la ciudadanía) y la falta de una base firme para sustentar esa lucha. En un par de ocasiones el Director General de Tráfico, Pere Navarro, me dijo que estábamos defendiendo una transformación fundamental pero que por desgracia nos faltaba un grupo de presión fuerte que nos sustentara. Al modelo de ciudad motorizada le apoyan por ejemplo los fabricantes de vehículos a motor, pero… ¿quién puede apoyar a los viandantes?

¿Entonces miraron a los ayuntamientos?

Muchos ayuntamientos estaban tomando iniciativas para transformar sus ciudades, haciéndolas más amables con los viandantes. Por otra parte otros municipios no tomaban medidas pero había una corriente clara que empujaba hacia una movilidad sostenible, por ejemplo el Libro Blanco sobre el Transporte impulsó la elaboración de los PMUS en la Unión Europea. Por nuestra experiencia en Sevilla nos dimos cuenta de la necesidad de apoyar a aquellos dirigentes locales que estuviesen trabajando por el cambio y la Red de Ciudades que Caminan nos pareció la mejor manera de ofrecer ese apoyo.

¿Cuáles fueron las primeras ciudades en incorporarse a la Red? ¿Notasteis mucha resistencia?

Los inicios de la red fueron difíciles. El único ayuntamiento con el que teníamos relación era el Ayuntamiento de Sevilla, sin embargo tras las elecciones de 2011 nos encontramos con un nuevo equipo de gobierno enfrentado a la movilidad sostenible. Así que nos dedicamos a visitar a las administraciones del área metropolitana de Sevilla sin demasiado éxito. El primer consistorio que ofreció un apoyo total al proyecto fue el Ayuntamiento de La Rinconada. Su alcalde, Javier Fernández, y su delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, Francisco Manuel Díez, estaban realizando un importante proyecto de transformación urbana sostenible en el municipio y se volcaron con la organización del primer Congreso de la Red de Ciudades que Caminan. El impulso definitivo de la red llegó a través del alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores con quien coincidí en el Congreso Walk 21 que se celebró en Munich en 2013.

El I Congreso de la Red de Ciudades que Caminan fue el verdadero inicio de esta red de municipios…

Para la puesta en marcha del primer congreso de la red contamos con un presupuesto mínimo, pero gracias al trabajo del Ayuntamiento de La Rinconada y al apoyo de Ole Thorson y de Alfonso Sanz, los mejores especialistas sobre desplazamientos a pie y calmado del tráfico que existen en nuestro país, el encuentro tuvo un enorme éxito de participación. A partir de dicho congreso se estableció una Junta Directiva y se aprobó un pequeño presupuesto. Miguel Anxo Fernández Lores fue nombrado Presidente de la RCqC y con su liderazgo la red consiguió un respaldo fundamental.

¿Qué logros consiguió la RCqC durante los años en los que fue su coordinador?

Considero que la red ha conseguido visualizar la necesidad de transformar las ciudades y transmitir la idea de que no sólo es necesario sino que además es completamente posible. El II Congreso de la Red de Ciudades que Caminan tuvo lugar en Pontevedra y permitió a los asistentes conocer de primera mano un modelo integral a la hora de afrontar la movilidad peatonal en el municipio con respeto a la accesibilidad universal, la seguridad vial y el medio ambiente. A partir del ejemplo de Pontevedra impulsamos la limitación de 30 km/h en las vías urbanas y los metrominutos y comenzamos a trabajar con la Dirección General de Tráfico. Además en 2017 publicamos con PONS editorial el manual “Ciudades pensadas para caminar” en el que tratamos de volcar todas nuestras recomendaciones y nuestras experiencias.

¿Qué motivó su salida como coordinador de la RcqC? ¿Mantiene alguna actividad relacionada con el medio ambiente?

Mi salida de la RCqC se debió a motivos profesionales puesto que comencé a trabajar a tiempo completo como profesor de Geografía e Historia en centros de enseñanza secundaria. Inicialmente traté de continuar con ambas funciones pero me resultó imposible, la Red de Ciudades que Caminan necesitaba un nuevo impulso y un trabajo a tiempo completo, mientras que la adecuación a las aulas de un profesor también requiere de una dedicación casi en exclusiva. En mis clases trato de ofrecer una educación en valores donde se refuerce el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad. Aún queda mucho trabajo por hacer en el campo de la movilidad sostenible pero también en otros aspectos claves como la reducción de los residuos plásticos o el fomento del comercio de cercanía bajo criterios sostenibles que ayuden a reducir las emisiones de CO2.

¿Cómo observa la evolución de la RCqC en la actualidad?

Para mi es una enorme satisfacción observar la evolución permanentemente que está viviendo la Red de Ciudades que Caminan. Cada vez más municipios forman parte de la iniciativa, cada vez se organizan más talleres, para ofrecer una formación permanente a sus miembros, cada vez se establecen mayores cauces de colaboración con la DGT, con la FEMP, etc. Me ha encantado la entrega del Premio Honorífico 2021 de la RCqC a Paris por su papel de liderazgo internacional en la transformación de las ciudades en espacios más sostenibles con proyectos como la campaña “La ciudad de los 15 minutos”, sinceramente creo que Anne Hidalgo ha hecho un trabajo valiente que debe ser seguido por los líderes de todas las grandes ciudades.

¿Cómo le gustaría cerrar esta entrevista?

Me gustaría recordar a dos personas que ayudaron a impulsar la red en sus inicios y que por desgracia hoy ya no pueden acompañarnos en nuestra labor. Carlos Bernardes, quien fue el Presidente de la Cámara Municipal de Torres Vedras, nos ofreció una maravillosa acogida en el III Congreso de la Red de Ciudades que Caminan, donde tuvimos la posibilidad de comprobar el excelente trabajo por la sostenibilidad llevado a cabo en este municipio portugués. Antonio Valdenebro, fue Jefe de accesibilidad, planificación y estrategias de sostenibilidad del Ayuntamiento de Córdoba, e impulsó el Plan de Movilidad Urbana Sostenible y del Plan de accesibilidad al casco histórico de la ciudad, siendo un gran defensor de peatones y ciclistas. Gracias a ambos en el recuerdo y gracias a todos los responsables urbanos que trabajar por lograr ciudades más amables y sostenibles, ¡aún nos queda mucho trabajo por hacer!

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