La DGT anuncia más atención peatonal

“Vamos a cambiar toda la redacción de la normativa de tráfico dándole a los desplazamientos a pie la importancia que tienen y merecen”. Son declaraciones esperanzadoras de Pere Navarro, director general de Tráfico, a elDiario.es. Aquí tienes el texto completo.

Una entrevista realizada por Elena Herrera.

Se refiere a los que él mismo llama “usuarios vulnerables” de la vía pública. Más allá de la paradoja de esa definición de “vulnerables” a las persona que utilizan sus calles caminando, Navarro adelanta que están trabajando en esa línea. ¿Reconocerán al final que el espacio público tiene que llegar a ser sobre todo un espacio seguro y sano para las personas?

En relación al concepto “vulnerable”, alguien o algo lo es cuando necesita una protección especial, un esfuerzo para que nadie amenace la calidad de su desplazamiento o su seguridad en el uso que hace de calles o plazas.

Quizá en vez de proteger a las y los “vulnerables”, estaría bien que la DGT enfocase el asunto hacia la causa concreta, que no es otra que controlar precisamente lo que amenaza o perjudica las posibilidades de uso del espacio. Calmar el tráfico mecanizado parece más apropiado. ¿Qué tal una Ley para el Calmado de Tráfico Urbano?

Este pequeño matiz puede parecer un simple debate semántico, y ojalá acabe siendo únicamente eso. Pero si ampliamos la mirada, aterrizamos en la realidad que todavía padecen tantas personas relacionadas con la movilidad: la ciudad llena de coches es lo normal. Los peatones son invitados que se trasladan por el casi siempre pírrico lugar que les dejan.

Como los peatones sufren bastante a causa del tráfico urbano, y los responsables públicos somos sensibles a ese problema, vamos a tratar de protegerlos, como haciendo un esfuerzo casi caritativo, misericordioso.

Desde el punto de vista de la caminabilidad puede verse como una cuestión de justicia urbana. Si la persona es el centro de la movilidad, la ciudad ha de ir adaptándose realmente a sus características propias y naturales. Las ciudades deben revertir su mayoritaria conformación actual para ir convirtiéndose, al menos muchas de sus calles, en escenarios de convivencia social. Deberían superar esa vocación de garajes al aire libre. Es necesario que dejen de ser espacios al servicio del automóvil, que debe empezar a ser el “invitado” y no el patrón de la ciudad.

Eso pasa por saber cuántos coches se necesitan para que la ciudad funcione, habida cuenta de que existe transporte público y de que las personas tienen la habilidad de desplazarse por medios naturales. Y les conviene hacerlo por su salud y la salud de las demás.

Las viejas consignas de la «caminabilidad» nos hablan de que los peatones no son vulnerables, sinó que es la propia ciudad la que nos convierte en vulnerables gracias a un diseño urbano pensado para el coche y cultivado durante los últimos 70 años. La distribución del espacio lleno de coches, con sus normas, sus prioridades, y sobre todo con toda la carga cultural que esto conlleva. Hábitos humanos, costumbres en un paisaje urbano que todas y todos han conocido lleno de coches desde el principio de sus días.

Efectivamente, necesitamos no ciudades sin coches, como dice Navarro en la entrevista, sino con menos coches. Con los coches necesarios. Así, con pocos coches y pequeños retoques urbanos, ya tendremos ciudades seguras, sanas y hasta resilientes, como tanto gusta decir tras el aldabonazo de la Covid.

Una entrevista en la que también habla de seguridad vial y de las medidas que están preparando: “en toda Europa los automóviles han mejorado mucho su seguridad y el peatón, ciclista y el motorista siguen como estaban”. También se refiere a la velocidad urbana: “Hay un modelo que es este de las vías a 30 kilómetros por hora que nosotros llamamos zonas de convivencia porque a esa velocidad pueden convivir la bicicleta, el automóvil, la moto, el peatón e incluso el patinete».

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