París, la bandera global que necesitamos

La reelección de Anne Hidalgo reafirma a la capital francesa como referente de la movilidad activa, una nueva forma de entender las ciudades


La segunda vuelta de las municipales francesas permitió a Anne Hidalgo renovar su cargo por seis años más. La Ciudad del cuarto de hora, como se denomina la valiente apuesta por la proximidad que realizaron la alcaldesa y su equipo, protagonizó una campaña en la que se habló sobre todo de cómo organizar la movilidad para ganar calidad de vida y cambiar la imagen de la ciudad para el mundo, pero sobre todo para sus habitantes.

Más allá de las medidas concretas que pueda proponer, la victoria electoral de Anne Hidalgo en París supone un revulsivo global, al convertirse en símbolo de una nueva forma de entender la ciudad. La fascinación que en todo lugar envuelve a París se vio reforzada con una campaña electoral centrada en la movilidad, en el modelo urbano, en la necesidad de darle la vuelta a una inercia desfasada e incómoda para la mayoría de la población. Ya no es una reivindicación: es una apuesta realizada desde el poder municipal, con decisión y sin complejos.

Gran visibilidad

La ciudad cinematográfica, resistente, elegante, la capital de la moda, del perfume, la ciudad de la luz, el escenario de revoluciones, imperios, la ciudad resistente, la ciudad literaria, intelectual, el urbanismo napoleónico, lo efímero que se convirtió en logotipo urbano, el glamour, la ciencia… todas esas caras de París le confieren una inmensa capacidad de irradiación. Un estandarte al que ahora mismo se une la nueva movilidad, con el acento en los modos activos, para servir de guía a otras muchas ciudades con dirigentes necesitados de referentes de gran magnitud como esta capital europea cuyos destellos van más allá de sus eslóganes publicitarios.

La celebración de la Cumbre del Clima de París en 2015 sirvió a Hidalgo para convocar una reunión de alcaldes a la que acudieron líderes urbanos de todo el mundo, interesados en contribuir en la lucha contra el cambio climático. Las acciones sobre movilidad fueron, desde entonces e incluso antes, una de las banderas que la capital francesa enarboló para dar un vuelco a su gestión.

El río, sin coches

La medida con más trascendencia visual fue retirar el tráfico motorizado de los antiguos muelles del Sena, un andén lineal que transcurre bajo los majestuosos puentes de la capital.

La oposición, en una estrategia muy común en las ciudades que se atreven a cambios más o menos trascendentes, puso la decisión en manos de la justicia, quien en 2018 respaldó al ayuntamiento: los muelles constituyen desde entonces un auténtico parque urbano para la movilidad peatonal y ciclista al margen de las saturadas avenidas parisinas. Un espacio que recorre los lugares más icónicos del París monumental y que en poco tiempo se ha convertido en una de las imágenes más seductoras de la ciudad.

Al finalizar ese año la alcaldesa anunciaba satisfecha que la ciudad había reducido un 5% su circulación motorizada, pero quería más. Quería niños y niñas jugando en las calles, menos contaminación y una reorganización del espacio público donde en vez de coches aparcados hubiese vida y actividad humana.

Ciudad del cuarto de hora

La gran apuesta de Hidalgo, originaria de San Fernando (Cádiz) y que revolucionó su campaña electoral, fue la llamada “ciudad de los 15 minutos”, una idea presentada a principios de este año y sobre la que giró la campaña de Paris en Commun, la candidatura izquierdista que ayer, en coalición con los ecologistas, ganó las elecciones con la mitad de los votos en segunda vuelta.

Esta idea regeneradora de la ciudad ha sido abanderada con su asesor en materia de urbanismo y smart city, el profesor de la Sorbona Carlos Moreno. Ambos optaron por un modelo disruptivo que deja atrás las viejas inercias urbanas, centrándose en la calidad de vida de las personas, que pueden realizar buena parte de su vida en un radio de 15 minutos caminando desde sus domicilios.

“París debe pasar de la planificación urbana a la planificación de la vida urbana”, en palabras de Moreno. Para eso, será necesario transformar el espacio urbano para convertirlo en una ciudad policéntrica, basada en cuatro componentes principales: proximidad, diversidad, densidad y ubicuidad, a lo que el profesor llama cronourbanismo, un modelo que se convirtió en tendencia internacional durante los últimos meses.

Todo a un paso

Sin duda, un reto muy potente, pues focaliza el modo de concebir la ciudad en una cuestión cronológica y espacial, creando las infraestructuras públicas necesarias para hacer posible esa ambiciosa finalidad. Medidas como ampliar los equipamientos sociales o las oficinas públicas a cada uno de los barrios, reutilizar instalaciones como colegios para darles otros usos más allá del puramente educativo o fomentar el trabajo de proximidad se encuentran en el punto de mira de los gestores parisinos que acaban de formalizar con su ciudadanía un nuevo contrato de 6 años, que serán cruciales para el desarrollo de su proyecto.

Icónica Rivoli

Un proyecto que ya comenzó a tomar forma aupado por la situación creada por el Covid 19, ante el cual el municipio se destacó como uno de los más ágiles a la hora de incentivar la movilidad natural, con acciones como la promoción urgente de la bici, cuyas imágenes de la avenida Rivoli inundaron las redes sociales al final del confinamiento. Rivoli es uno de los grandes viales de París, que discurre por un lateral del Ayuntamiento, el palacio del Louvre, las Tullerías y finaliza en la zona de los Campos Elíseos. Su imagen habitual era la de un ruidoso pasillo de coches.

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