Si se quiere, la propia calle puede educar y proteger a la ciudadanía

El Tercer Congreso Galego de Seguridade e Educación Viaria de Narón pone en circulación interesantes ideas para el cambio cultural que necesita el espacio público y la movilidad

La ciudad se erige como el referente reflexivo sobre la importancia de lograr espacios seguros y personas que participen activamente en la seguridad vial


Transformar el espacio público es la clave para alcanzar unas óptimas condiciones de seguridad vial, empeño en el que la educación juega y sobre todo jugará un papel crucial en el cambio cultural que se avecina. Es una de las principales ideas que sobrevolaron el congreso gallego de seguridad y educación vial que tuvo lugar en Narón los días 19 y 20 de mayo en el que participaron autoridades locales, miembros de la administración central, diversos representantes del movimiento asociativo y equipos docentes relacionados con la actividad física y la educación vial.

Un congreso que no por casualidad se celebra en Narón. El municipio es un ejemplo de éxito en el tratamiento de estos asuntos a nivel educativo, pues dedica importantes esfuerzos, a través de la Policía Local, a mantener vivo el concepto de educación vial en todos sus centros educativos. Un proyecto pionero al que su ayuntamiento dedica un esfuerzo especial y que con los años se ha convertido en referente imprescindible.

Así lo destacó su alcaldesa, Marian Ferreiro, en la bienvenida a las personas asistentes destacó su trabajo. Además hizo gala de su papel como responsable local: “tenemos un gran compromiso con la transformación de Narón hacia una ciudad más humana, sostenible y accesible; una ciudad en la que las personas sean el elemento prioritario de la movilidad y su máxima seguridad constituye el objetivo central de nuestras intervenciones”.

El congreso se subdividió en 4 capítulos. El primero se dedicó al análisis del espacio público. El segundo a la denominada movilidad alternativa y los nuevos medios de traslado. El tercero a los distintos enfoques de la seguridad vial y el cuarto a tomar contacto con otras realidades, en concreto de las ciudades de Bogotá (Colombia) y Konya (Turquía), una sesión que tuvo lugar en un auditorio con alumnado de Narón.

Victim blaming: la víctima no es culpable

En la sesión inaugural, el consultor en movilidad sostenible José Francisco Cid, resaltó que la búsqueda de entornos menos carbonizados es una lucha mundial que, vivamos donde vivamos, tenemos que adoptar como propia, pues necesitamos limitar la polución del aire en todo el planeta.

Tras hablar de distintas experiencias en Europa, animó a considerar el concepto de “victim blaming” o culpabilización de la víctima en el conflicto generado por la violencia vial, en la que tendemos a centrar la atención de lo que la víctima hizo por ganarse su atropello o su mala suerte, en vez de fijarnos en las condiciones de la vía o en el elemento agresor, normalmente el automóvil.

Concebir las ciudades como elementos vivos, capaces de recuperar antiguos conceptos urbanos como la vecindad, la colectividad o la proximidad, son las claves para ir superando el miedo a la calle que subyace detrás de su abandono como escenario de la vida: “La calle tiene ojos, y eso refuerza la seguridad y el sentimiento de pertenencia a la ciudad”.

El derecho al espacio público

La calle como espacio público de conflicto, entendiendo conflicto como un concepto positivo, fue una idea lanzada al auditorio por el arquitecto Valerio González, cuyo trabajo proyecta sobre todo en pequeños y medianos municipios, muchos de ellos del entorno rural o rururbano de Galicia. Hizo de facilitador de una mesa moderada por el periodista de La Voz de Galicia José Manuel Pan en la que participaron el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, el miembro de Teachers for Future, José Emilio Pérez Sevilla y el presidente de Cogami, Anxo Queiruga.

En el espacio confluye un volumen enorme de necesidades, que lo convierten en una realidad compleja, dijo González: bancos, accesibilidad cognitiva, iluminación, peatones, bicis, vados, verde, caminos seguros, terrazas, contenedores de basura, vehículos, etc. Unas necesidades que tienen que ir safisfaciéndose según unas prioridades.

Reducir las necesidades de desplazamiento de la población es lo más efectivo, pero si peatonalizar por defecto no es una buena receta, tampoco lo es que lo normal sea dedicar tanto espacio a los coches. Las calles deben fomentar esa complejidad que les es propia a través de una organización eficaz, dejar claro que el estacionamiento no es un derecho y apoyar tecnológicamente al máximo la gestión en tiempo real del espacio.

El tráfico no tiene solución

Una de las reflexiones del moderador, José Manuel Pan, fue acerca del convencimiento de la ciudadanía, ya que la participación no consiste en convencer a todo el mundo. Eso manifestó también Fernández Lores, que empezó diciendo que tratar de mejorar definitivamente el tráfico es una quimera, ya que no tiene solución, y eso está todo escrito por las personas que se dedicaron a estudiarlo durante todo el siglo 20, porque por las ciudades deben circular únicamente el número de coches necesarios para que la ciudad funcione, y esos son muchos menos de los que circulan actualmente.

Todo parte de la decisión política de querer abordar el asunto, considerando el espacio público como un derecho básico de la ciudadanía, que debe poder deambular por las calles, y no sólo desplazarse. Para eso, la única receta consiste en domesticar los coches y establecer costumbres de movilidad que no impliquen utilizar el coche en el interior de las ciudades. En las ciudades pequeñas, caminando y en las grandes combinando el transporte público con la movilidad activa (caminar o en bici), sin pretender así mismo que el autobús tenga que llegar a la puerta de casa.

Una cuestión cultural

Cuestionarnos si la transformación urbana es una cuestión financiera o cultural es la interesante pregunta que lanzó José Emilio Pérez Sevilla, que él mismo respondió: se trata de una cuestión cultural, no financiera. Para lograrlo, necesitamos apoyarnos en la educación, pero no sólo en la que se imparte en las escuelas, sino también la que facilita la propia ciudad, ya que la ciudad educa.

Consideró necesario fomentar, también como arma educativa para la nueva movilidad, la movilidad activa (bici y caminar) y se planteó si la educación vial debería ser una asignatura o un contenido transversal en el currículum educativo del estudiantado. Lo importante es que a la hora de elaborar cualquier plan en cualquier sentido, no se haga desde detrás del parabrisas.

Si es accesible es mejor para todas y todos

En su turno, Anxo Queiruga se quejó de que muchas ciudades fuesen muy inhóspitas para tanta gente que tiene especiales dificultades de movilidad. Apuntó un matiz sobre las políticas de accesibilidad universal, que mucha gente considera que consisten en establecer ciertos mecanismos para las personas con dificultades. Pero ese enfoque se quedó anticuado, ya que hacer una ciudad accesible es hacerla mejor para todas y todos. Para quien tiene dificultades a la hora de trasladarse o problemas de visión, pero también para el resto de la población: padres con carritos, infancia, personas mayores… es el conjunto de la población quien se beneficia de las transformaciones.

La accesibilidad en el ámbito rural es prácticamente inexistente, concluyó Queiruga, manifestando que en las zonas no urbanas existe mucho margen de mejora a la hora de plantear transformaciones en beneficio de las personas.

Reconquistar

Valerio Somoza resumió el coloquio con algunos conceptos como que la accesibilidad no va contra nadie y que debe ser un proyecto conjunto de la sociedad para mejorar el hábitat. También resaltó que los cambios a los que estamos acercándonos son bastante lentos, como fue lenta la invasión de los coches en el espacio público. Resulta muy necesario aguantar firmes en el proceso de recomposición, insistir en la educación y apoyarnos en la gente que tiene capacidad de comunicación. Es el momento de reconquistar las ciudades, tal como manifestó el moderador de la mesa, José Manuel Pan.

La DGT, con la desautoxicación urbana

Los nuevos vientos dominantes en la Dirección General de Tráfico se hicieron notar en la segunda mesa del III Congreso de Seguridad y Educación Vial de Narón. María José Aparicio, subdirectora general de Formación y Educación Vial del organismo así lo demostró, ofreciendo visiones de la movilidad muy en consonancia con las nuevas perspectivas centradas en la desautoxicación urbana y el predominio de la movilidad peatonal.

La alta funcionaria de la DGT hizo de facilitadora de una mesa de debate sobre movilidad alternativa moderada por el secretario municipal, Alfonso de Prado, en la que también participaron José Antonio Lijarcio, de Fesvial, Concepción Blocona, de la ONCE, Enrique Lorca, de la Confederación de Autoescuelas y Jeanne Picard, de Stop Accidentes.

Calmar el tráfico, más allá de la ciudad 30

Desde el público se emplazó al organismo de Tráfico a mostrar más diligencia en el liderazgo de los procesos de transformación, ya que la acción del gobierno central estableciendo pautas para el conjunto de las administraciones se considera muy importante a la hora de generalizar procesos como el calmado de tráfico, la prioridad peatonal o las velocidades. Precisamente el reciente primer aniversario de la velocidad 30 para calles de un carril fue una de las líneas maestras de la intercención de Aparicio.

A la hora de hablar de movilidad alternativa, Aparicio se centró en los medios activos como caminar o la bici, así como en los compartidos en general, tanto coches como bicis, sistemas que van ganando terreno. Aunque nuestro país ofrece unos índices importantes de movilidad a pie, todavía queda mucho margen de mejora, ya que muchas ciudades pueden ganar todavía más movilidad natural y hacer decrecer sus índices de traslados en coche.

Personas «vulnerabilizadas«

Se mostró partidaria de no hablar de “usuarios vulnerables” y sí “vulnerabilizados”, pues quienes deberían ser los protagonistas de la movilidad urbana son realmente las víctimas, esquinadas por medios como el coche, que les resultan auténticas amenazas: “Ahora no está sólo el rey de la selva en la ciudad”, dijo refiriéndose a la paulatina minoración de los medios motorizados.

Convirtió la velocidad 30 en un símbolo de la política de la DGT, pero dijo que la simple limitación de la velocidad en las calles de un carril por sentido no era lo importante, sino una forma de estimular la transformación urbana con técnicas de calmado del tráfico motorizado, en la línea de lo recomendado por la Red de Ciudades que Caminan: reducir ancho de carriles, elevar pasos de cebra a la altura de las aceras, ampliar estas últimas, y otras muchas medidas que se recogen en un video institucional elaborado por este departamento y proyectado en el contexto de la charla.

Gracias a estas medidas se logró ir reduciendo la siniestralidad, aunque todavía queda mucho margen de mejora para continuar el camino emprendido, algo a lo que ayudará la normativa que preparan con el objetivo de proteger todavía más y mejor a los usuarios del espacio público que más lo necesitan: peatones, ciclistas y conductores de motocicletas.

Los patinetes llegaron para quedarse

Fue Lijarcio, de Fesvial, quien animó a tomar en serio medios como los patinetes eléctricos, que han llegado para quedarse entre nosotros, y aunque consideró que no se debe “criminalizar al vehículo”, también dijo que la nueva movilidad debe ser sobre todo segura, además de sostenible y sana. Su compañero de mesa, Enrique Lorca, dijo ser un firme partidario de las peatonalizaciones, pero también es necesario dar solución a las necesidades de los automóviles.

El civismo de la ciudadanía

Concepción Blocona, de la Organización Nacional de Ciegos, consideró que las nuevas calles sin la estructura habitual de aceras, calzadas y aparcamientos facilitan la vida a todas las personas al disponer de más espacio para todo, pero que es necesario extremar las medidas de diseño para facilitar la movilidad de las personas con dificultades de visión, así como el control de los nuevos aparatos que circulan por las ciudades. Concedió a la educación un papel fundamental a la hora de fomentar el civismo entre la ciudadanía.

Los pies, tecnología punta

Jeanne Picard puso el contrapunto a la excesiva tecnologización de la movilidad. Todo lo que ayude, mejor, pero no hay que olvidar que estamos dotados de la mejor tecnología que existe, la tecnología humana: nuestros pies. Si no éramos perfectos cruzando la calle, ya que nos pueden llevar por delante, ahora nos invaden con otros instrumentos como los vmps, que suponen un peligro adicional.

La accesibilidad universal debe ser un instrumento prioritario y la primera de las “eses” de la movilidad debe ser la seguridad, destacó Aparicio en el resumen del debate. Habló de que está sobre la mesa la regulación mínima de algunos vehículos como el casco obligatorio para las bicis y vpms, así como el seguro de daños y la formación necesaria para conducirlos. También se seguirá estudiando la velocidad máxima para los vmps y vigilando su influencia sobre los sistemas de movilidad urbanos. Una formación vial a lo largo de toda la vida, de forma transversal en el sistema educativo. Rescató, para finalizar, la alusión de Picard a nuestra capacidad natural de caminar, recordando que los mejores medios son nuestros zapatos.

Educación vial en varias asignaturas

Educación vial no se identifica con cómo manejar un automóvil o asumir acríticamente su papel preponderante en nuestra realidad urbana. Con esta idea básica se presentó en el Congreso de Narón el subdirector adjunto de Ordenación Académica del Ministerio de Educación y Formación Profesional, Octavio Moreno, que actuó de facilitador de la tercera mesa temática.

En ella participaron, bajo la moderación del profesor Constantino Fuentes, 4 personas: la asesora pedagógica de la DGT, Raquel Navas; el coordinador de Aesleme (asociación de lesionados medulares en Galicia) José Antonio Gutiérrez; la representante del Colef (Consejo General de la Educación Física y Deportiva) Mónica Aznar y la profesora de movilidad del IES As Telleiras de Narón, Aurora Romar.

Un asunto transversal

En la nueva Ley de Educación, denominada LOMLOE, se contempla la educación vial como un asunto transversal, no tanto como una asignatura, si bien cada administración autonómica competente, o incluso cada centro educativo, tiene la potestad de organizarse. Lo importante será no identificar movilidad con movilidad en coche, y conectarse con los hábitos cotidianos hacia una movilidad autónoma, activa y saludable, generando caminos escolares seguros como una obligación de ámbitos más locales.

La educación vial se enmarca en un concepto relacionado con la promoción de la buena ciudadanía, generando buenos usuarios y usuarias del espacio público. También contempla la creación de comunidades educativas abiertas, con la incorporación de entidades por ejemplo de promoción de la actividad física y la alimentación saludable, contemplando la movilidad activa como parte imprescindible del currículum.

Más «saber hacer» que «conocer»

Una competencia que se relaciona no tanto con las disciplinas llamadas “de conocimiento” como con las de habilidades, donde es más importante el “saber hacer” que el “conocer” propiamente dicho. Y relacionada con asignaturas como educación cívica, ética, conocimiento del medio, educación física o geografía.

Tras la introducción de la sesión, reivindicando el poder transformador de la educación, todos animaron a abordar la transformación social necesaria para que la acción educativa acentúe y acelere los procesos de mejora de la movilidad para convertirlos en energías de cambio.

Vida saludable

Procesos de vida saludable que transmiten los profesores de educación física, representados por Mónica Aznar, que centró su misión en la creación de hábitos para una vida saludable en el conjunto de la sociedad, ya que esa difusión de las nuevas formas de vida relacionados con la actividad física y una alimentación saludable no pueden quedarse dentro del aula.

“Lo que no podemos es seguir fomentando el modelo coche como centro de la movilidad”, dijo la la asesora pedagógica de la DGT Raquel Navas, quien añadió que la educación es parte de la solución, pero tendríamos que conseguir mejores ciudades para que el cambio fuese real. Necesitamos aprender a convivir con un sistema que ya no sea cochecéntrico, como ahora, reflejando en su relato las nuevas perspectivas que ofrece la DGT como organismo público de crucial importancia en nuestro país.

La educación ayuda, pero no puede ser responsable de todo

Se habló además de evitar que al colegio se le responsabilice de tantas nuevas dimensiones como ocurre actualmente. Los centros educativos pueden ayudar, pero el cambio de perspectivas en la seguridad vial es una labor en la que ha de comprometerse toda la sociedad, desde la familia a los medios de comunicación, desde la ciudad al ejemplo de los adultos o al compromiso de líderes sociales capaces de incidir con éxito en la opinión pública.

La profesora de Narón Aurora Romar resaltó la enorme importancia que se da a esta materia en los centros públicos de su municipio, capaz de organizar ya por tercera vez un congreso como este y con un apoyo constante a la formación vial desde el departamento específico que su Policía Local mantiene: debates, actividades de todo tipo, difusión de ideas, animación educativa, apoyo pedagógico, coordinación entre los distintos centros de enseñanza básica y media. Una estructura sorprendente que se recicla de forma habitual con nuevas aportaciones, como las expuestas en esta reunión técnica sobre la realidad de dos conceptos tan amplios y complejos como la educación y la seguridad vial.

«Sembrar» movilidad para toda la vida

En Narón se plantean sembrar en las personas más jóvenes las bases de lo que debe ser su comportamiento en relación al espacio público o la movilidad a lo largo de toda su vida, como una planta que crece una vez que se abandona el ciclo educativo básico y medio, abogando así mismo por considerar que el trabajo es una responsabilidad de todas y todos.

Un ejemplo lo trajo el coordinador gallego de la asociación Aesleme (lesionados medulares), quien se implicó en el congreso para exponer el trabajo de su colectivo, compuesto sobre todo por personas víctimas de la violencia vial. Hoy, muchas de esas personas se involucran en proyectos pedagógicos y divulgadores de la seguridad vial, conscientes de que las víctimas pueden ofrecer a la sociedad parte de su experiencia para que las perspectivas mejoren.

Bogotá y Konya, la dimensión internacional

La ciudad colombiana de Bogotá (8 millones de habitantes) y la turca de Konya (1,3 millones) protagonizaron, junto a dos alumnos de Narón la última mesa del congreso, moderada por María Pérez Rico, de Links Global y con la colombiana Laura Daniela Gómez, el turco Emrah Kocak y los alumnos gallegos Iago Grueiro y Javier Oliveira.

Fue una sesión muy lúdica y centrada en el numeroso alumnado presente, que además se quedó a la conferencia de cierre del evento, impartida por la geógrafa Marta Román. Los invitados llegados de Latinoamérica y Anatolia describieron aspectos de la movilidad y la cultura de sus respectivos países.

Gómez desde una perspectiva de la implicación de las personas jóvenes en la movilidad ciclista impulsada desde el movimiento “vida despacio”, con un componente de militancia, animación y canalización de las nuevas energías que llevaron a Bogotá a convertirse en uno de los referentes ciclistas del continente americano.

Kocak se metió al auditorio en el bolsillo a base de sencillas preguntas al alumnado presente derivada de su exposición entre turística, cultural y religiosa, del conjunto de su país, de su ciudad, de la cual es un símbolo la danza de los derviches giróvagos y del poeta del siglo 11 Mevlana, un religioso sufí que está enterrado allí. También habló de los numerosos vínculos que se establecen habitualmente entre escuelas europeas y turcas, con importante presencia de Ferrolterra en esos intercambios.

Alumnado de Narón habla de su experiencia

Iago Grueiro habló del importante papel de su instituto, Catabois, en la First Logo League, concurso al que han presentado un instrumento que puede añadirse a los patinetes eléctricos para mejorar su visibilidad trasera mejorando así sus condiciones de circulación por las calzadas.

Por su parte, Javier Oliveira relató las actividades de su centro, Telleiras, en la asignatura de movilidad, ya que realizan numerosas salidas del aula, utilizando el transporte público o caminando para recorrer diversas zonas del municipio, con el objetivo de enseñar al alumnado a moverse con seguridad por la ciudad que habitan.

Si la cuarta mesa del congreso estuvo caracterizada por la animación juvenil, la sesión de clausura no se quedó atrás. La prestigiosa geógrafa Marta Román, de Gea21, pidió a 8 niñas y niños que subiesen al escenario y realizó con ellos una animada sesión participativa, traduciendo a su lenguaje los principales conceptos de la nueva movilidad a través de sencillas preguntas y respuestas que los más jóvenes iban reflexionando espontáneamente, ofreciendo sorprendentes afirmaciones.

¿Un exceso de protección?

La diferencia entre peligro y riesgo, el hecho de vivir en ciudades bastante seguras aunque los adultos tiendan a un exceso de protección, las niñas y niños expulsados de las calles debido a la excesiva presencia y al peligro que suponen los coches, la culpabilización de las víctimas, cuando ellas no tienen en absoluto la culpa de la violencia vial, la domesticación de la infancia…

Reflexiones que alcanzaron su culmen cuando Román les invitó a imaginar cómo serían los coches si cada persona al volante tuviese un pincho que le apuntase directamente al corazón ¿Irían tan rápido? ¿Conducirían con más cuidado si supiesen que el pincho podía hacerles daño?

Les propuso imaginar que la seguridad vial no son sólo los instrumentos que tienen los cohes para proteger a sus ocupantes, sino la posibilidad de sentirnos seguros en la calle. Para ello es imprescindible correr algunos riesgos y saber controlarlos, ya que en la vida hay que correr algunos riesgos, aunque cuantos menos mejor, por lo que es necesario mejorar las ciudades para vivir con mayor libertad y seguridad.

Ciudades, villas y pueblos, para convivir, no para correr

Tras la animada sesión de Marta Román fue la directora técnica de la Red de Ciudades que Caminan, Ana Montalbán, quien hizo un recorrido global por todo lo escuchado en el Congreso, rescatando ideas clave como las siguientes:

  • La ciudad debe ser segura, sostenible y saludable, pero también fomentar la máxima autonomía de todas las personas y su integración en el conjunto de la misma.
  • Las ciudades, pueblos o villas son más para convivir que para correr
  • La velocidad 30, 10 o 6 va más allá de una señal. Implica también transformar las ciudades, calmar el tráfico, reducir carriles y plazas de aparcamiento, elevar los pasos peatonales a la altura de las aceras creando circuítos peatonales, convirtiendo cada cruce en una pequeña plaza. Transformando las calles ya se consiguen velocidades adecuadas.
  • A la educación no puede dejársela sola y responsabilizar sobre ella el cambio cultural que necesitamos. La ciudad educa, el espacio educa y por eso hay que intervenir en el espacio público y convertirlo en un aliado para ese cambio de perspectiva.
  • En relación con los contenidos de la educación vial, la Red se ofrece para la difusión y elaboración de materiales pedagógicos relacionados con las nuevas perspectivas de la movilidad sana, saludable, segura e integradora.
  • Las distintas ciudades del mundo nos sirven para conocer otras realidades, pero sobre todo también para saber lo que estamos haciendo bien, de lo que debemos sentir orgullo, pues somos un país bastantes seguro y con una movilidad que, teniendo claros márgenes de mejora, ofrece cifras bastante favorables en comparación con otras.

Fue la alcaldesa Marián Ferreiro quien clausuró el tercer congreso galego de seguridad y educación vial, tras la lectura de la Declaración de Narón. Tras agradecer la implicación de todas las personas participantes, citó especialmente a las dos personas sobre las que recae el peso de la organización de este importante evento: los agentes Pedro Caneiro y Sonia López, protagonistas del potente sistema de promoción de la educación vial en el municipio y que con su dedicación diaria mejoran cada día la sensibilización del alumnado y sus familias, así como de la organización de este congreso.

Ferreiro destacó la importancia de la cita, en la que se habló de los temas más importantes que sobrevuelan estos conceptos e invitó a ponentes y colaboradores a trabajar en red para mejorar gracias al intercambio de ideas y conocimientos. También anunció que de inmediato se pondrán a trabajar en la cuarta edición del congreso.

 

La web del Congreso de Narón

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