Aceras más anchas y bancos para sentarse cada 100m

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El MITMA prepara una modificación de la orden de accesibilidad donde se recoge cómo deberá ser el espacio público para evitar discriminaciones


Ampliar las aceras, que los bancos sean mobiliario obligatorio en las calles y fijar una distancia máxima entre pasos de peatones son parte de las aportaciones que la Red de Ciudades que Caminan presentó al proyecto de Orden Ministerial de accesibilidad y no discriminación en el espacio público urbanizado que prepara el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana a través de la subdirección general de Políticas Urbanas.

Esta norma tiene una gran importancia para el diseño de las ciudades, ya que incide en el reparto modal, el espacio que la ciudad dedica a los peatones y al tráfico rodado. La tendencia es reequilibrar los espacios dedicados a cada tipo de movilidad, incrementando la peatonal, que se estima que supone sólo el 30% del espacio público. Conseguir ciudades más amables y con una movilidad mucho más activa es el objetivo de estas aportaciones a la normativa ministerial.

Favorecer las condiciones para que las personas caminen más incide en la salud pública, la seguridad vial, la integración social, las relaciones de proximidad y la actividad económica de los entornos urbanos.

Los bancos deberían ser obligatorios en las calles y las aceras deberían tener un paso libre mínimo de 2,2 metros de ancho

La Red pide que se obligue a las ciudades a ubicar bancos al menos cada 100 metros, para que las personas que no pueden caminar largas distancias sin detenerse dispongan de esta infraestructura de descanso imprescindible para muchísimas personas usuarias de la vía. También se pide que exista una distancia máxima de 100 metros entre dos pasos de peatones, para no obligar a las personas que caminan a realizar un esfuerzo extra, lo que en la práctica supone un castigo al caminar. Ambas medidas mejorarían el carácter inclusivo de nuestras ciudades, tan necesitadas de la visión 8 – 80: ciudades también para que los de 8 y los de 80 años puedan disfrutarlas sin discriminación.

Donde la norma estatal pretende mantener el 1,8 metros como anchura mínima del paso libre de obstáculos en el itinerario peatonal accesible, la Red de Ciudades que Caminan propone ampliarla a 2,2 metros, para garantizar mejor la accesibilidad universal. Esta anchura es especialmente importante para aquellos peatones que necesitan utilizar una silla de ruedas para desplazarse, pero además contribuiría a ir equilibrando la cantidad de espacio público que las ciudades dedican a la movilidad peatonal en relación a otros modos de mayor velocidad.

Además se pide que en cualquier diseño que se realice de una vía accesible se incorporen estos criterios de peatonabilidad en ambas aceras y no sólo en una de ellas para no obligar a realizar itinerarios alternativos, medida que evitaría además la pérdida de valor de las edificaciones de un lado de la calle.

Si no se pueden construir aceras de 2,2m, la calle tendría que ser de plataforma única, considerada “la alfombra mágica del peatón”

Otra de las observaciones se refiere a recuperar la necesidad de no perder el artículo por el cual se obliga hasta ahora a convertir en calles de plataforma única aquellas donde no es posible construir aceras con una dimensión adecuada, pues las calles de plataforma única suponen una mayor garantía para la convivencia urbana, la accesibilidad, la seguridad vial y el calmado de tráfico, por lo que se consideran “la alfombra mágica del peatón”. Gracias a ellas, las personas no deben alargar su recorrido para cruzar por pasos de peatones y los conductores actúan con mayor prudencia porque se encuentran en un espacio compartido.

Por último, otra aportación solicita que el material con que se protegen los alcorques de los árboles sea drenante.

La norma sustituirá a la anterior, aprobada  en 2010 y entre sus aportaciones da carácter preferencial a la elevación de los pasos de peatones al nivel de las aceras, elevando la calzada para que el tráfico peatonal no abandone su nivel y sea el coche el que “invade” el área peatonal.

Norma 8.2-IC de marcas viales: Texto de la aportación

 

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