MIRADAS | PUNTO CRÍTICO
Tantos y tantos tramos de calles, algunos de ellos con aceras amplias, y que no disponen de un triste banco para sentarse, resulta una de las deficiencias más acusadas en las calles de nuestro país.
Los bancos son una importante infraestructura peatonal, que de tan sencilla y prosaica, tantas veces pasa desapercibida en proyectos de urbanización o remodelación.
Es necesario introducir bancos en las cabezas de ingenieros, urbanistas y arquitectos. Pero también en la de concejalxs y alcaldes o alcaldesas, para que nadie cuele un proyecto de espacio público sin bancos, sean estos autónomos, colectivos o que formen parte de algún elemento arquitectónico.
Y si resulta grave en las ciudades o espacios más urbanos… la situación en los espacios habitados interurbanos, rurales o rururbanos se vuelve doblemente dramática. Como si tuviésemos puesto un chip: en casa, sin moverse, ante el televisor… eso es vida.
Quizá por que la calle sea poco utilizada no se contempla el poner bancos, pero precisamente los bancos son un estímulo propicio para que personas con más edad y con auténticas necesidades de moverse más.
Ayudarles a caminar también significa ofrecerles una mayor calidad de vida.
