Ha muerto el ingeniero de la movilidad peatonal, el respetado activista que cambió para siempre la visión de la ciudad y luchó abnegadamente por mejorar sus espacios saturados de automóviles
Una de las personas que más ha luchado en su vida por cambiar las ciudades ha muerto. Con Ole Thorson se va la reivindicación, la brillantez, la elegancia y la genialidad que resumían los mejores argumentos en defensa de un futuro de ciudades amables, sostenibles, sanas y seguras.
Cuando nadie clamaba por las ciudades desautoxicadas, él se convertía en el ingeniero activista que medía desplazamientos, no coches, y llegaba a conclusiones brillantes: la ciudad ha de ser para todas las personas, no para todos los coches.
Un maldito cáncer se llevó por delante al que fue brillante profesor de la universidad barcelonesa a los 81 años. Una edad que no le impidió dedicarse en cuerpo y alma a su labor de activista, siempre acompañado de su elegante pajarita y clamando en cualquier tribuna que otro tipo de ciudades son posibles.
Desde Catalunya Camina, desde los despachos del ayuntamiento barcelonés en su momento, desde las múltiples tribunas a las que su autoridad y prestigio le daban acceso, fue de las primeras personas que habló de la necesidad de calmar el tráfico a motor, de potenciar el transporte público y de gestionar la movilidad desde la óptica de las personas, no desde detrás de los parabrisas.
Thorson fue uno de los participantes en la Facultade Ágora, la experiencia formativa de la Deputación de Pontevedra a través de la Red de Ciudades que Caminan. “Todo proceso de cambio del espacio urbano debe comenzar en los peatones, que somos todos, porque unos únicamente caminan hasta su destino, pero otros al menos caminan hasta el transporte público o hasta su coche… todas y todos caminan”.
Rescatamos estas palabras de Thorson pronunciadas en este foro, donde también aclaró que los movimientos más importantes que ocurren en una calle son los de los peatones “que encima no tienen por qué ir linealmente, sino que se cruzan o improvisan, aunque en ello nunca se piensa”. Las ciudades llevan años dedicando más espacio y tiempo a los conductores y menos a los peatones. “Hoy estamos recuperando ese espacio; es un cambio lento pero ya era hora de que empezásemos a ver resultados”.
Como dice Carlos Márquez en su crónica de El Periódico «Alguien sacará pronto la idea de ponerle su nombre una calle. Que sea una peatonal, por favor, con gente andando, bancos, algo de sombra, comercio de proximidad; quizás una parada del Bicing, no muy lejos del metro. Pero si sucede, no caigamos en desastres como el de dedicarle a su colega de profesión, el ingeniero Ildefons Cerdà, una plaza que es una rotonda. Para Ole, una calle de las personas».
Obituario en El Periódico de Catalunya: Muere Ole Thorson, el barcelonés del norte que soñó con una ciudad de las personas
La referencia de su participación en la Facultade Ágora: Ole Thorson: “Que el coche pida permiso en la ciudad, no el peatón”
Una entrevista interesante con el maestro: Ole Thorson: “No tienes derecho a aparcar tu coche gratis en la calle”
