MIRADAS | BUENAS PRÁCTICAS


Esta imagen tomada en una calle de Vilagarcía de Arousa se repite invariablemente cuando los espacios públicos son inclusivos: la presencia de niños y niñas, jóvenes, personas mayores y mujeres es mayoritaria. En ellas, las personas con mayor riesgo de ser vulneradas se convierten en protagonistas.

El espacio público debe ser un escenario inclusivo, donde todas las personas puedan desarrollarse y disfrutarlo en condiciones de igualdad, independientemente de su procedencia, su poder adquisitivo, su edad, su género, su condición física o cualquier otra característica por la que una persona pueda ser discriminada.

Esta caracterización como espacio inclusivo sólo es posible a partir de la equidad, es decir, de dar más a quienes más lo necesitan: infancia, personas mayores, personas con capacidades diversas, mujeres y personas con menos recursos económicos.

Share This