Las aceras son esenciales para la vida de las personas, por lo que hay que diseñarlas con especial cuidado. Deben garantizar la accesibilidad universal, la seguridad y el confort para caminar y para estar. Unas buenas aceras promueven la movilidad a pie, la cohesión social, ayudan a mitigar el cambio climático y a dinamizar la economía, favorecen la salud pública y la seguridad ciudadana.
Las buenas aceras (descarga el póster en formato .pdf)
¿Dónde son necesarias?
Sólo las calles de 12 m de ancho o más deberían diferenciar entre acera y calzada. Así podrán tener dos aceras completas y accesibles, un carril de circulación y otro de servicios para, por ejemplo, carga y descarga. También podrían plantearse en calles de 10 m, sin banda de servicios. Su ejecución debería atender a una red de itinerarios peatonales planificada.
Algunos criterios para priorizar actuaciones:
- Las existentes incumplen la normativa de accesibilidad
- Existe o puede existir alta afluencia peatonal (crear centralidades)
- Necesidad de calmar el tráfico
- Escaso confort, falta de vegetación, mobiliario inexistente u obsoleto
- Capacidad de conectar lugares significativos
- Potencial como referente urbano o para otras actuaciones
- Existencia de demanda vecinal
- Convergencia con planes de movilidad, accesibilidad y urbanísticos
¿Cómo diseñar y (re)urbanizar?
Ampliando y ordenando las aceras partiendo del límite de la edificación o espacio libre: Itinerario peatonal accesible: anchura mínima de 1,80 m libre de obstáculos (Orden TMA 851/2021); recomendada: 2,20 m.
- Franja de servicios con mobiliario urbano, elementos de servicio e infraestructura verde, con al menos 1,20 m de anchura. Puede ampliarse en puntos estratégicos para fomentar el uso estancial.
- Zona de amortiguación entre acera y calzada. Los estándares mínimos deben ampliarse siempre que se pueda, restando espacio a la calzada y contribuyendo a calmar el tráfico: menos aparcamiento, menos carriles y más estrechos.
- Pavimento adecuado, homogéneo, sin resaltes, antideslizante, sin vibraciones para sillas de ruedas. Señalización podotáctil.
- Renovar instalaciones urbanas del subsuelo (menos costes e impacto).
- Más verdes. Reduce temperatura, amortigua el impacto de lluvias, favorece la biodiversidad, limpia el aire, desestresa y embellece. Árboles de grande y medio porte, alcorques generosos, arbustos, flores y tapizantes adaptados al medio y de fácil mantenimiento
- Permeables, pavimento drenante y drenaje sostenible para contribuir al ciclo del agua.
- Más azules. Fuentes de agua potable, ornamentales, lúdicas, cursos de agua nuevos o recuperados sobre todo en zonas cálidas y secas.
- Más asientos. Bancos accesibles al menos cada 100 m para caminar mejor. Si es posible, soleados en invierno y sombreados en verano.
- Más elementos lúdicos y artísticos para el juego libre y para potenciar la belleza. Mejor iluminación, en especial en pasos peatonales y paradas de transporte público, sin zonas en sombra ni fuertes contrastes.
- Eliminar elementos impropios: aparcamientos de vehículos, carriles bicis, contenedores de basura, parquímetros y electrolineras. Cuantos menos báculos y señales, mejor.
- Cuidar el espacio adyacente, reducir aparcamiento para evitar calles-garaje e intercalando árboles y/o servicios al menos cada 5 plazas de estacionamiento.
- Cuidar la gestión durante las obras, garantizando un tránsito peatonal seguro y coordinación entre los servicios intervinientes.
- Con intervenciones tácticas. Si es necesario, las obras pueden ser precedidas por actuaciones que amplíen y mejoren el espacio peatonal con coste reducido, básicamente con pintura y mobiliario.
¿Cómo gestionar el uso?
- Exclusividad peatonal. Prohibir expresamente circular y aparcar vehículos en las aceras, con sanciones rigurosas.
- Gestionar el conflicto. Si se convierten en espacios muy atractivo para colocar sillas, plantas y otros elementos domésticos, así como terrazas, o productos comerciales. Estos pueden favorecer la vitalidad urbana y al tiempo ir contra las condiciones de accesibilidad y el descanso del vecindario. Hay que lograr un equilibrio. Las terrazas deberían integrarse en la banda de servicios, sin elementos permanentes ni con fuerte impacto visual.
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