En lo que nos hemos convertido

MIRADAS | PUNTO CRÍTICO


Esta comparación retrospectiva de una calle nos revela lo poco que en la actualidad queda de la vitalidad que muestra la imagen de los años 30.

Desde que el automóvil se convirtió en un objeto asequible para la gran mayoría, sinónimo de estatus y libertad, el territorio de nuestra vida cotidiana se fue dispersando y nuestras calles y plazas se fueron transformando para dar prioridad al tráfico, tanto al que venía de lugares alejados como al que llegaba desde dentro de nuestro propio barrio, alentado por la comodidad, la rapidez y la imagen prestigiosa que esto transmitía.

Por el camino se perdieron valores que ahora tratamos de recuperar: calidad del aire, ambiente sonoro no contaminado y mucho más rico que el actual, seguridad, biodiversidad, relaciones sociales, sentimiento de pertenencia a nuestro entorno, vida colectiva, vida activa, comercio de barrio, autonomía infantil…

Incluso podríamos hablar de la pérdida de dignidad del espacio público: las personas han perdido el centro de la calle, que ha sido ocupado por las máquinas, las cuales muchas veces utilizamos de forma innecesaria, dejando sólo externalidades negativas a nuestros entornos, como la polución, el estrés y la ocupación de un valioso espacio que podría ser utilizado para el juego, la estancia o la mitigación del cambio climático.

Este contenido forma parte de los materiales didácticos de la Escuela de Espacio Público de la Red de Ciudades que Caminan

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