Pamplona mejora sus pasos peatonales para calmar el tráfico y ganar seguridad

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Su responsable de movilidad, Maribel Gómez, plantea fórmulas para ganar visibilidad, combinando urbanismo táctico y obra convencional


Aumentar la visibilidad, y por tanto la seguridad de sus pasos de peatones fue el hilo conductor de la disertación de Maribel Gómez, responsable de movilidad del Ayuntamiento de Pamplona en el VIII Congreso de la Red, dentro de la mesa dedicada a la seguridad vial, donde compartió exposición con A Coruña y la Deputación de Pontevedra, además de con el periodista José Manuel Pan.

Gómez se refirió a alguno de los principios que inspiraron la ordenanza de movilidad de la ciudad, como convertir a los peatones en los principales protagonistas del espacio público, mejorar la seguridad vial, informar, concienciar y educar, disminuir las desigualdades sociales en la movilidad y materializar la velocidad máxima de 30 km/h en las calles de la ciudad.

Uno de los artículos de esa ordenanza prohíbe el estacionamiento o parada de vehículos en los 5 metros anteriores al sentido de la marcha de todos los pasos de peatones, donde en algunos casos se podrán habilitar aparcamientos para vehículos que no obstaculicen la visión, como bicis, VMPs o motos, que también dejarán espacio libre antes del paso de peatones.

De los 2.667 pasos peatonales existentes en el municipio, 2.107 requieren algún tipo de intervención para mejorar la seguridad y calmar el tráfico a motor. Algunos de ellos son pasos de peatones en aceras de estacionamientos en línea y otros en batería, que requieren soluciones técnicamente distintas pero ambas con el mismo objetivo: mejorar la seguridad de quienes caminan, ganando permeabilidad gracias a una mejor visibilidad y al calmado del tráfico efectivo, pues se estrechan los espacios motorizados y se amplían los peatonales.

Transformar las intersecciones

Este tipo de acciones consisten en transformar el espacio público a través de varias soluciones. Una consiste en redibujar los cruces para ampliar las aceras con pintura y bolardos, estrechando de forma efectiva las calzadas. En algunos casos se establece un espacio estancial pintado y protegido, de 5 m de largo y todo el ancho que ocupa un carril, anexo al paso de peatones. En otros, ese espacio estancial se convierte en una gran jardinera que adorna la calle y purifica el ambiente, convirtiéndose además en un gran elemento disuasorio de la indisciplina al volante.

Otras actuaciones requieren una mayor incorporación de espacio peatonal sustraído de la circulación a motor, con cambios cromáticos de pavimento y la información al conductor de que penetra en un espacio de coexistencia, con prioridad peatonal, lo cual ofrece una amplia sensación de seguridad en los cruces.

Muchas de estas medidas se realizan con la filosofía del urbanismo táctico, para poder implementarlas rápidamente y ganar en seguridad, pero otras, que se aprovechan para elevar el paso de peatones a la altura de la acera, se realizan con intervenciones de obra total, en muchos casos incorporando isletas verdes al conjunto.

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