Sale adelante el modelo ZBE sin tarjetas ambientales

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Pontevedra recibe el visto bueno de la DGT a la señal que discrimina coches por la necesidad y no por el combustible


La DGT autorizó el uso de una señal alternativa a la de las tarjetas ambientales para el acceso a una Zona de Bajas Emisiones, dando así carta de naturaleza al modelo de ZBE basado en la reducción de todos los tráficos motorizados y no sólo a privilegiar a los coches eléctricos sobre los de consumo fósil.

La luz verde de la DGT autoriza al Concello de Pontevedra a utilizar una nueva señal en la que se prohibe circular a todos los coches «Excepto el tráfico necesario y de servicios», un concepto que viene desarrollando el municipio desde que comenzó su transformación, en 1999. La leyenda se expresa en galego, castellano, inglés y portugués.

Toda la ciuad, ZBE

De hecho, toda la zona urbana municipal (la ciudad central, los barrios de O Burgo, Monte Porreiro y Estrivela) están dentro de la ZBE y se encuentran ya de hecho afectados por estas restricciones, que lograron reducir progresivamente el tráfico de coches en la ciudad.

La trascendencia de esta autorización de la DGT supone abrir una nueva vía para reducir las emisiones carbónicas a la atmóstera: minorar el tráfico en general en el ámbito urbano en vez de ofrecer el espacio público en exclusiva a quienes posean vehículos eléctricos.

Sólo el tráfico necesario y de servicios

Pontevedra lo logró a base de eliminar la circulación de paso y la de agitación (la que busca aparcar gratuitamente y por tiempo ilimitado). Para ello utilizó el concepto «tráfico necesario», permitiendo la circulación de cualquier vehículo por su trama urbana siempre que realmente lo necesite (accesos a garajes, transporte público, abastecimientos, residentes, servicios públicos…).

Se elimina tráfico de comodidad

Se eliminó así el tráfico de comodidad (la aspiración de ir de puerta a puerta). Para ello redujo considerablemente el aparcamiento libre, sustituyéndolo por el «aparcamiento de servicios» (15 minutos gratis en zonas centrales) y se generaron numerosas calles de coexistencia, con prioridad peatonal.

Más espacio público

Los pros de este modelo saltan a la vista: ganar espacio público para otras movilidades (caminar, bicis) y otras actividades (la estancia, el juego, la convivencia, el dinamismo comercial). Además supone suavizar la transición que a nivel de economías domésticas y profesionales implica el cambio de vehículos movidos por combustibles fósiles por los eléctricos, de precios todavía muy elevados.

Menos coches

Reducir el número de vehículos en circulación es una forma de promover la movilidad activa, generando además importantes avances en ámbitos como la seguridad vial, la salud de la ciudadanía y la libertad de movimientos de las personas en zonas normalmente muy concurridas, como suelen ser los núcleos centrales de ciudades o barrios con capacidad para reducir la densidad de automóviles.

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