Ana Rosa Llorente exhibe la potencia peatonal de Madrid

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La capital puede presumir de grandes avances en el tratamiento del espacio público en favor de la caminabilidad


“La planificación debe ser dinámica, no estática; debemos abandonar los corsés de la planificación tradicional, que tienen que existir, pero al mismo tiempo han de permitirnos evolucionar”. Son palabras de Ana Rosa Llorente, jefa del departamento de Regeneración del Espacio Urbano del Ayuntamiento de Madrid.

Una ciudad, la suya, que experimenta callados avances en la conquista del espacio público, el calmado de tráfico y la caminabilidad, con grandes obras de todos conocidas como las reformas de la Gran Vía, Plaza de España o Madrid Río y pequeñas intervenciones de proximidad, microespacios que convierten la ciudad en una agradable sucesión de entornos públicos caminables y accesibles.

La planificación urbanística parece el modelo más adecuado para hacer ciudad, pero es una materia que siempre va a remolque debido al tiempo que requiere su adaptación. Estamos en un estado garantista y los trámites legales necesitan mucho tiempo. Además, desde la parte técnica llevamos muchos años trabajando con una caja de herramientas que no ayuda, con instrumentos orientados para una ciudad cuando realmente queremos otra: El foco se ha movido y los técnicos debemos movernos con él.

Llorente reconoció que se ha estado “trabajando sobre definiciones de espacio público claramente infraestructurales, alejadas de los conceptos de convivencia, pero hemos descubierto que los ciudadanos quieren otra cosa distinta a una foto fija de un espacio reconocible: quieren un espacio versátil, adaptable y capaz de proporcionar un marco que sirva para todas las necesidades”.

Zonas donde estar

Hoy se apuesta por un modelo de ciudad que prime la regeneración interior frente a la expansión, la compacidad frente a la dispersión, la integración territorial frente a la segregación, las actuaciones integrales frente a las singulares, y la combinación de lo global y lo local, frente a lo uno o lo otro. “Al cambiar el foco de los coches a las personas, tenemos que concebir los espacios con el concepto de lugares (zonas donde estar) frente al de corredores (zonas para pasar), añadiendo así la escala humana, la visión de circular a 5 km/h”, añadió Llorente hablando del equilibrio entre los usos del espacio público.

Realizó un minucioso repaso sobre la evolución de Madrid desde los años 60, cuando se planificaron espacios sólo pensando en los coches, con numerosas estructuras que embrutecían la ciudad y que se han ido sustituyendo por túneles a partir de los años 80, cuando todavía no se perseguía la progresiva eliminación de los coches, sino su menor impacto visual. De los 6 grandes pasos elevados de esa época, únicamente queda en pie uno.

Últimamente, sin túneles

En 2020 en cambio se planteó demoler el escaléxtric entre Joaquín Costa y Francisco Silvela, pero en esta ocasión no enterraron el tráfico mediante un túnel, sino que construyeron una calle urbana “con suficiente espacio para peatones, bicis, autobuses y coches, con sitios para pasar y estar y recuperando espacios hace tiempo olvidados como la rotonda de López de Hoyos o el parque de Príncipe de Vergara”.

Hizo igualmente referencia al viaducto de Doctor Esquerdo, construido en 1971 y demolido este mismo año igualmente sin un túnel que lo sustituyese, sino con una vía urbana convencional: “Esta conexión es el último ejemplo de eliminación de una estructura que partía una calle en dos sin conexión entre las dos partes del barrio. La construcción de mayores vías para la circulación de coches sólo consigue que aumente el número de coches y que los atascos permanezcan. Del mismo modo, cuánto mejores sean las condiciones para la circulación del transporte público y la bicicleta, más crece el uso de estos modos. Cuanto mejor es el espacio público, mayor es la vida urbana”, concluyó la jefa de los espacios públicos de la capital.

Los eléctricos ocupan el mismo espacio

Se mostró crítica hacia el hecho de utilizar únicamente criterios ambientales a la hora de justificar la reducción de vehículos en circulación: “dado que se está produciendo un cambio en el parque circulante que deja obsoletos estos criterios ambientales. Estos vehículos contaminan menos y hacen menos ruido, por lo cual se hace necesario pensar en criterios más relacionados con la ocupación del espacio público. No solo en la circulación, sino también en el aparcamiento en destino”.

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